Por: Dra. Myriam Martínez Ramírez, comunicóloga y Directora de Myriam Martínez Comunica

 

A lo largo de la historia, las mujeres han jugado un papel clave en los procesos de transformación social, aunque en muchos momentos han sido invisibilizadas o relegadas a la sombra de quienes ocupaban los cargos de poder. En México, las mujeres han sido siempre una fuerza revolucionaria. Desde la Revolución Mexicana, cuando lucharon en las trincheras, no solo como soldaderas, sino como activistas sociales que demandaban justicia, igualdad y el derecho a la autodeterminación, hasta el día de hoy, donde su lucha sigue vigente.

Hoy, 114 años después de ese histórico movimiento que marcó un antes y un después para el país, somos testigos de un hecho sin precedentes: Claudia Sheinbaum, una mujer, es la que conmemora el inicio de la Revolución Mexicana, no solo con orgullo, sino también con responsabilidad y visión de futuro. La ex jefa de gobierno de la Ciudad de México es ahora la primer mujer en la historia de nuestra nación que asume la presidencia, rompiendo barreras y demostrando que el liderazgo femenino no solo es posible, sino necesario para un país que aspira a ser más justo, más equitativo y más próspero.

Claudia Sheinbaum no es solo la heredera de esa lucha que comenzó hace más de un siglo; ella representa el fruto de los esfuerzos de miles de mujeres que, en diferentes momentos de nuestra historia, han dado la batalla para que las mexicanas puedan tener una voz propia, que las niñas puedan soñar sin límites, y que cada mujer, sin importar su clase social, origen o condición, pueda vivir con dignidad y respeto.

El liderazgo de Sheinbaum no solo se traduce en su capacidad política y administrativa, sino en un compromiso profundo con los valores que nos han unido como nación: justicia social, educación de calidad, derechos humanos y un país con igualdad de oportunidades. En ella se personifica la lucha por la democracia, por el bienestar común y por la prosperidad de todos los mexicanos.

Al recordar a las mujeres que participaron activamente en la Revolución Mexicana, no solo celebramos su valentía y sacrificio, sino que también reconocemos a todas aquellas que, en el presente, siguen levantando la voz por un futuro más justo. Las mujeres que, como Claudia Sheinbaum, continúan demostrando que el cambio es posible cuando el poder está en manos de quienes han sabido resistir, luchar y, sobre todo, trabajar por el bienestar colectivo.

Hoy, celebramos no solo el avance que ha logrado México bajo el liderazgo de una mujer, sino también a todas las mujeres que han hecho posible este cambio. Porque cada mujer que alza la voz, que se organiza, que lucha por sus derechos, es un eslabón más en la cadena de transformaciones que nos han llevado a este momento.

Orgullosa de nuestra presidenta revolucionaria, Claudia Sheinbaum, la primera mujer presidenta de México, este es un reconocimiento a ella, a su valentía, a su visión y a todas las mujeres que, con cada paso, nos acercan a un futuro más justo y próspero para todas y todos.

 

¡Que viva la Revolución de las Mujeres!