Washington, D.C. — Hoy, 5 de noviembre de 2024, los ciudadanos estadounidenses participan en las elecciones presidenciales, que definirán el rumbo político del país para los próximos cuatro años. Este proceso democrático difiere del sistema de votación de otros países, como México, ya que en Estados Unidos no es el voto popular el que determina directamente al ganador. En su lugar, los candidatos deben asegurar al menos 270 de los 538 votos electorales en juego para lograr la presidencia, siguiendo las reglas del Colegio Electoral.
Cada estado aporta un número específico de “electores” al Colegio Electoral, proporcional a su población, lo que hace que estados más grandes, como California y Texas, tengan mayor peso. Los votantes emiten sus preferencias a nivel estatal y, en la mayoría de los casos, el ganador de la mayoría en cada estado recibe todos sus votos electorales en un sistema de “el ganador se lleva todo” (con algunas excepciones en Maine y Nebraska.
Este complejo sistema fue implementado con el objetivo de equilibrar los intereses de estados grandes y pequeños, pero también genera situaciones en las que un candidato puede ganar la presidencia sin haber obtenido la mayoría del voto popular, como ocurrió en elecciones anteriores. Además de la elección presidencial, los ciudadanos votan también por una tercera parte del Senado y por la totalidad de la Cámara de Representantes, así como por importantes elecciones locales en sus estados, lo cual añade peso a esta jornada.
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El resultado de esta elección es seguido muy de cerca por el mundo, ya que quien encabece el vecino país del norte: republicanos o demócratas definirá la pol´tica pública de su relación internacional por cuatro años. Por su parte la Claudia Sheinbaum Pardo Presidenta de México en su coferencia mañanera ha augurado una buena relación independientemente del resultado.