Ciudad de México, 6 de noviembre de 2024.– En un fallo crucial para el sistema judicial mexicano, el día de ayer la Suprema Corte de Justicia desestimó las acciones de inconstitucionalidad que intentaban frenar la reforma judicial impulsada por el gobierno. Con esta decisión, México se prepara para llevar a cabo, por primera vez, la elección de todos sus jueces a través del voto popular, marcando un hito en la historia democrática del país.

El fallo, emitido el pasado martes, llegó luego de que sólo siete de los 11 ministros de la Corte respaldaran el proyecto de sentencia que buscaba invalidar la elección de jueces mediante sufragio. La Corte señaló que, aunque la mayoría se pronunció en favor de las acciones de invalidez, no se alcanzó la votación calificada de ocho votos, requisito indispensable para declarar inconstitucional la reforma.

Momentos cruciales en la defensa de la reforma judicial

Este fallo de la Suprema Corte pone fin a un periodo de meses de confrontación entre el Poder Judicial y el gobierno, liderado por Morena, que defiende la transformación del sistema de justicia en México. La resolución también representa una derrota para quienes proponían limitar el alcance de la reforma, al rechazar la posibilidad de reducir la cantidad de cargos judiciales que se someterán a votación popular. En esta votación histórica, el ministro Alberto Pérez Dayán fue clave, al no respaldar el bloque que buscaba frenar la reforma.

Proyecciones y expectativas: hacia un México más democrático

Con la elección de miles de cargos judiciales de nivel federal y estatal programada para el próximo año, México se embarca en un camino sin precedentes, transformando su sistema judicial hacia una mayor participación democrática. Este modelo, apoyado tanto por el exmandatario Andrés Manuel López Obrador como por la actual presidenta Claudia Sheinbaum, apuesta por un sistema de justicia con mayor transparencia y responsabilidad hacia el pueblo mexicano.

Impulso para la transformación de México

Este fallo de la Suprema Corte, que da luz verde a la reforma judicial, marca el inicio de una etapa de cambios profundos en el país. La posibilidad de que los ciudadanos elijan directamente a sus jueces representa un nuevo capítulo en la historia de México, orientado hacia una justicia más cercana y accesible.