Sí, cada año hacemos o renovamos nuestros propósitos y el mundo se puede transformar, ¿por qué no cambiarlo?
¿Por qué no desafiar el orden establecido, los estereotipos, dejar de reproducir comportamientos sexistas que alimentan la desigualdad y la injusticia?
Las mujeres debemos negarnos a aceptar ser el Segundo Sexo, atrevernos a desafiar los prejuicios sexistas, entender que como seres humanos tenemos las herramientas para cambiar el mundo, el propio y el ajeno.
Sí el esfuerzo vale la pena ¿por qué no hacerlo?
Sigamos haciendo historia.