Por Myriam Martínez Ramírez
Hoy celebramos un hito en la historia de nuestro país: el en el 71 aniversario del voto de la mujer y la llegada de Claudia Sheinbaum Pardo a la presidencia de México. No son logros menores ni fortuitos, sino el resultado de más de un siglo de lucha de mujeres valientes que se han enfrentado a obstáculos insuperables para alcanzar la igualdad en derechos y oportunidades.
Claudia Sheinbaum, la primera Presidenta de México
Hoy, al tener una mujer al frente de la presidencia de México, estamos marcando el comienzo de una nueva era. Una era donde la igualdad de género ya no es solo una aspiración, sino una realidad palpable que guía nuestras decisiones. Las generaciones venideras sabrán que no es imposible aspirar al poder, que no hay sueños demasiado grandes ni batallas que no valga la pena luchar. El camino hacia un país verdaderamente paritario es largo, pero ya hemos dado los pasos más difíciles. Sigamos adelante con el mismo coraje y convicción, recordando siempre que cada logro de hoy es el legado de quienes abrieron el camino para nosotras.
Este es nuestro momento, el momento de las mujeres mexicanas que sueñan, que lideran, que transforman. Porque no solo tenemos el derecho de participar en la construcción de este país, sino también el poder y la responsabilidad de dirigirlo hacia un futuro más justo, más equitativo y lleno de esperanza. ¡Que nunca dejemos de luchar por lo que nos pertenece!
Mujeres transformadoras en la historia
Desde las primeras sufragistas, quienes alzaron la voz en diversas naciones, hasta nuestras antepasadas mexicanas, como las valientes integrantes de “Las violetas de la Anáhuac”, que documentaron los avances de la lucha sufragista mundial. Estas mujeres fueron pioneras en el ámbito feminista en México, destacando la necesidad de un cambio social. En 1916, el primer Congreso Feminista en Yucatán marcó un hito al exigir igualdad, educación y ciudadanía, reivindicando el derecho de las mujeres a construir, en conjunto con los hombres, una sociedad democrática y justa.
La valentía de mujeres como Hermila Galindo, quien luchó por incluir el voto femenino en nuestra Constitución, merece reconocimiento. Aunque su propuesta no fue aceptada y fue excluida al postularse como diputada, su tenacidad abrió caminos para que otras mujeres siguieran su ejemplo. Las yucatecas, organizadas y luchadoras, también lograron avances significativos: Rosa Torre González se convirtió en la primera regidora de Mérida en 1922, y un año después, Elvia Carrillo Puerto, Beatriz Peniche y Raquel Dzib, fueron las primeras diputadas en el Congreso de Yucatán.
Mujeres forjadoras michoacanas
Hoy, debemos también recordar los esfuerzos de las mujeres michoacanas, quienes fueron parte fundamental en la lucha por los derechos políticos de las mujeres. Refugio “Cuca” García, por ejemplo, no solo fundó el Frente Único Pro Derechos de la Mujer, sino que en 1937 fue elegida diputada federal por Uruapan. A pesar de que el Colegio Electoral le negó el triunfo, su resistencia fue histórica, al realizar una huelga de hambre de 11 días frente a la Residencia Presidencial de Los Pinos.
Este acto de protesta no solo buscaba justicia para su caso, sino que también simbolizaba la lucha de miles de mujeres por su derecho a ser representadas en todos los niveles de gobierno. La fortaleza de Cuca García y otras mujeres de Michoacán fue clave para abrir las puertas de la participación política femenina en nuestro país, demostrando que la lucha por la igualdad no conocía fronteras ni descansos.
Así, celebraremos este avance como un triunfo colectivo de todas las mujeres que nos precedieron, aquellas que enfrentaron el rechazo, la indiferencia y la injusticia, pero nunca dejaron de creer en la posibilidad de un México más justo. Este no es solo un logro personal, es la concreción de sus sueños y luchas, una victoria que honra la memoria de las sufragistas, las feministas pioneras, las activistas incansables, y cada mujer que, con su voz y su valentía, fue transformando el destino de nuestra nación.
Escribid mujeres, escribid… la historia la hacemos todas.
Myriam Martínez Ramírez