Por Myriam Martínez, Doctora en Ciencias de la Educación, maestra y comunicóloga.
En el marco de la Cuarta Transformación iniciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la decisión de la Suprema Corte de Justicia de avalar la elección de jueces y magistrados mediante el voto popular marca un hito en la historia política y social de México.
Esta reforma judicial, resultado de una visión para transformar pacíficamente las instituciones, busca que el pueblo recupere el control sobre un sistema que, en muchos sentidos, había quedado rezagado y alejado de los intereses ciudadanos. Sin embargo, al avanzar en esta dirección, es esencial que actuemos con responsabilidad y objetividad, cuidando que esta transformación mantenga el espíritu de justicia y transparencia que la impulsó.
El fallo de la Suprema Corte, emitido recientemente, desestimó las acciones que buscaban declarar inconstitucional esta reforma, al no obtener los votos suficientes. Esto asegura que apartir del próximo año miles de cargos judiciales a nivel federal y estatal serán elegidos por el pueblo, un cambio significativo que representa la consolidación de un proyecto en el que la justicia se acerca a la ciudadanía. Con este respaldo de la Corte, se cierra un capítulo de incertidumbre y se abre un camino hacia una justicia más democrática, en línea con los principios de equidad e imparcialidad que guían a la Cuarta Transformación.
Una justicia guiada por el pueblo, con razón y responsabilidad
El presidente López Obrador como Claudia Sheinbaum y todos aquellos que através de los años hemos impulsado esta reforma con la convicción de que las instituciones deben responder a los intereses del pueblo y no a agendas particulares. En este sentido, la presidenta Claudia Sheinbaum celebró el fallo de la Corte como una victoria para México, expresando que “triunfó la razón sobre la irracionalidad.” Esta afirmación refleja el optimismo de un gobierno comprometido con el cambio, pero también subraya la importancia de que este proceso esté anclado en la razón y no en el simple triunfalismo.
Es crucial que el entusiasmo por este logro no nos haga perder de vista la responsabilidad que recae en nosotros como ciudadanos para mantener la transparencia y objetividad en el proceso de elección judicial. Elegir a jueces y magistrados por medio del voto popular es una medida de gran alcance que busca devolver el poder de decisión a la ciudadanía. Sin embargo, esto requiere de un compromiso renovado por parte de la sociedad y de las instituciones para asegurar que este cambio responda a los valores democráticos y a las necesidades de un sistema judicial confiable, independiente y accesible para todos.
Un cambio histórico en México: hacia una transformación justa y pacífica
Este momento histórico no sólo celebra un triunfo en términos de transformación, sino que exige la madurez política y social de un país que busca sanar sus instituciones. Para que el proyecto de la Cuarta Transformación alcance sus ideales, este cambio en la elección de jueces debe estar orientado por principios sólidos de razón, justicia y responsabilidad. En cada decisión, el compromiso debe centrarse en fortalecer el sistema de justicia con una visión que honre la confianza del pueblo mexicano.
Que sea la razón, y no el mero impulso, quien guíe nuestra acción en esta etapa de cambio. Con este espíritu, México tiene la oportunidad de construir un sistema judicial que realmente represente los valores de equidad y honestidad que anhela y merece.