Ciudad de México, 20 de agosto de 2024 – La relación entre México y Estados Unidos, ya de por sí compleja, está en el centro del debate electoral de EE.UU. a medida que se acercan las elecciones presidenciales de noviembre de 2024. Con el aumento de la influencia china en la región, las políticas propuestas por los principales candidatos, Donald Trump y Kamala Harris, están generando significativas preocupaciones y expectativas tanto en México como en Washington.
China ha emergido como un tercer actor clave en la relación México-Estados Unidos. La presencia creciente de empresas chinas en México, que utilizan el país como un trampolín para acceder al mercado estadounidense, está causando inquietud. Larry Rubin, presidente de la American Society of México (AMSOC), advirtió que esta dinámica podría ser un obstáculo para la revisión del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) programada para 2026. La falta de claridad en la relación entre México y China, junto con las reformas judiciales y las políticas energéticas del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), están generando preocupación en Washington sobre la protección de las inversiones estadounidenses en México.
Donald Trump, quien busca regresar a la presidencia, ha presentado una agenda económica que promete un giro hacia el proteccionismo. Trump ha propuesto imponer un arancel del 10% sobre todas las importaciones y quitar priorizar los acuerdos comerciales multilaterales. Estas medidas podrían afectar drásticamente a las economías de México, China y Canadá, que dependen en gran medida del comercio con EE.UU. El “Trump Risk Index” de The Economist clasifica a estos países como altamente vulnerables, con una escala que mide el riesgo económico potencial.
En contraste, Kamala Harris, la actual vicepresidenta y candidata presidencial, adopta una postura más conciliadora hacia México. Su enfoque se centra en fortalecer la cooperación bilateral y abordar los desafíos conjuntos de manera colaborativa. Harris busca mejorar la relación entre ambos países, en lugar de escalar las tensiones. Esta diferencia en el enfoque podría tener un impacto significativo en la estabilidad de las relaciones México-Estados Unidos y en cómo se gestionarán las cuestiones comerciales y de inversión.
Las tensiones entre México y Estados Unidos están siendo exacerbadas por la retórica de campaña de Trump, quien ha utilizado un discurso agresivo, especialmente en relación con la migración. En un reciente discurso en Filadelfia, Trump criticó severamente a los migrantes y sugirió la creación de una liga de lucha de migrantes, perpetuando estigmas negativos. Este enfoque contrasta fuertemente con la postura de Harris, que promueve un diálogo más constructivo.
La elección presidencial en EE.UU. y la influencia de China están configurando un panorama complejo para la relación entre México y su vecino del norte. Las políticas propuestas por Trump y Harris tienen el potencial de cambiar drásticamente la dinámica de esta relación, mientras que la creciente presencia de China y las reformas en México añaden capas adicionales de incertidumbre. Los desarrollos en estas áreas son de interés crítico para la estabilidad económica y comercial en América del Norte.